domingo, 12 de abril de 2009

El Refresco... Lo Más Dificil de Sustituir

Cuando tienes o estás a punto de caer en la diabetes tipo II, hay que bajarle a muchas cosas, pero creo que la más complicada de renunciar es el refresco. Aparte de que es por los refrescos que la gran mayoría nos vamos irremediablemente a esta condición, es uno de los vicios más difíciles de dejar.

Supongo que ya has visto la gran cantidad de cosas con lo que los puedes sustituir, pero la verdad es que no es lo mismo. Hace falta el saborcito y, tal vez, pensar que te hace daño y que por eso sabe tan bueno. Esto de la diabetes sí que es un problema cuando quieres tomarte algo rico.

Al paso de los años he probado mil sustitutos y he visto que hay uno que me da lo suficiente para no tener ganas de salir corriendo a la tienda a comprar refrescos y querer morirme con las botas puestas y el estómago lleno.

Así que te paso la receta para que te des un pequeño gusto cuando comas. El truco es tan simple que pasé años sin que se me ocurriera, pero bueno. También, cabe mencionar, se lo debo a una borrachera que tuve de más chavo, tomando una bebida llamada “Tom Collins”, que es limonada con agua mineral y ginebra.
  • La puedes endulzar con lo que sea. Eso incluye azúcar, si no te causa muchos problemas y estás cuidando bien tu ingesta o cualquier sustituto que sea adecuado para ti, dependiendo del tipo de diabetes y el cuidado que te hayan recomendado.
  • Lo puedes almacenar. Aunque esto aplica para muchas cosas, este en particular puedes guardarlo en botes de plástico con tapa (incluso de refrescos) y te duran con buen sabor hasta una semana.
  • ¡Tiene gas! Esta es posiblemente la mejor parte. El gas le da un sabor especial y el “toque” que le falta a las aguas de sabores. Además, el agua mineral te recupera varios minerales, así que es algo así como una bebida de deportista, solo que completamente natural y mucho más económica.
Para hacerlo solo necesitas:
  • 1 Jarra de 4 litros
  • 1 litro de agua
  • 1 colador (recomendado)
  • 1 botella de 2 litros de agua mineral
  • 8 a 10 limones
  • Dos cucharadas grandes (de las soperas) de azúcar o el equivalente en sustituto
  • Recipientes con tapa (botes de refresco vacíos)
El procedimiento es bastante simple.
  1. Exprime los limones en la jarra. Aquí siempre utilizo el colador para evitar que las briznas de los limones anden nadando en el refresco, pero es cuestión de cada quién.
  2. Disuelve el jugo de los limones y el azúcar en el litro de agua. Esto es para evitar revolver con el agua mineral, ya que con la batida se le va todo el gas al refresquito.
  3. Agrega el agua mineral. Una vez que esté integrada por completo dale un par de vueltas con la cuchara para que todo se revuelva bien.
  4. Sírvela con hielos o almacénala en un recipiente con tapa.
Ese refresquito lo puedes hacer apto para diabéticos dependiendo de con que lo endulces; fuera de eso, todo lo demás no te hace nada. También puedes bajarle la concentración de limones para que no sepa tan fuerte, pero es cuestión de gustos.

Experimenta y llega a tu punto ideal.

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